‘Yo sé por qué canta el pájaro enjaulado’: Maya Angelou y su conmovedora búsqueda de la libertad
Yo sé por qué canta el pájaro enjaulado (1969) es una de las autobiografías más importantes de la cultura estadounidense. En ella su autora Maya Angelou (1928-2014) narra su difícil infancia y adolescencia y nos da a conocer un impresionante relato ante el que resulta muy difícil no conmoverse.
Antes de cumplir los cuarenta años de edad Maya Angelou parecía haber vivido muchas vidas distintas, algunas de ellas soñadas y otras terribles. Había sido bailarina profesional y realizado como tal una gira por Europa, había publicado varios discos como cantante, había logrado fama por su labor como activista por los derechos de los afroamericanos trabajando del lado de Martin Luther King y Malcolm X, había sido actriz de teatro y había residido en gran parte de las regiones de Estados Unidos e, incluso, en distintos países del continente africano. Igual, había trabajado como editora, conferencista, escritora y poeta, en donde había destacado de forma especial. E incluso, cosa que nunca ocultó, había llegado a ejercer, por culpa de la pobreza, la prostitución. “Mi vida ha sido larga”, escribió en uno de sus últimos libros. “Me he atrevido a probar muchas cosas, a veces temblando, pero me sigo atreviendo”.
Maya Angelou al inicio de su carrera como bailarina
Tenía 41 años cuando publicó la que es una de las autobiografías más importantes del siglo XX, su Yo sé por qué canta el pájaro enjaulado (1969), en donde narra qué le sucedió tras verse a obligada a abandonar el hogar con solo tres años por la separación de sus padres y trasladarse a la casa de su abuela junto a su hermano (él fue quien le dio el nombre “Maya”, pues en realidad se llamaba Marguerite Annie). También, cómo empezó a ser consciente del racismo, los prejuicios y las crueldades que podía ofrecer el mundo a una niña inocente. Más aún cuando, tras regresar junto a su madre tiempo después, sufrió con tan solo ocho años una brutal violación a manos de su padrastro. Un hecho traumático que no quedó allí, pues tras confesar lo sucedido pese a sus muchas dudas sobre si debía hacerlo o no, él fue denunciado, enviado a la cárcel y, una vez liberado, asesinado por seguramente –así lo creyó, al menos, ella- los propios familiares de Maya. Una serie de hechos que acabaron destrozando la mente de esa pequeña niña, que al sentirse responsable de la muerte permaneció durante años en un silencio total, negándose a hablar y convirtiendo los libros en su principal refugio. Fue entonces cuando inició un hábito que le llevo a conocer las obras de Charles Dickens, William Shakespeare, James Weldon Johnson o Edgar Allan Poe, además de autoras de raza negra como Frances Harper, Jessie Fauset o Anne Spencer.
Solo tras un tiempo, gracias al encuentro con algunas personas positivas, entre ellas su maestra Bertha Flowers, recuperó el habla, aunque eso no supuso el fin de sus dificultades. Porque la siguiente gran crisis personal le vino poco después, cuando, tras dar a luz con 17 años a su primer hijo, Clyde, fruto de la relación con un hombre con quien solo tuvo un encuentro sexual, quedó sola y sumida en la pobreza, viéndose tan desamparada que por breve tiempo llegó a ejercer la prostitución.
Malcolm X y Maya Angelou en Ghana
Estos sucesos son los que narra Maya en su libro. Con una crudeza y honestidad tan hirientes que no siempre resulta apto para todo el público. Así, ella no duda en ofrecernos un espejo de todos los horrores que encontró; incluyendo los prejuicios que percibió por el hecho de ser una mujer afroamericana, ofreciéndonos así una conmovedora historia de superación en torno a una niña herida, traumatizada y con complejo de inferioridad que logra enfrentarse a todo y convertirse en alguien dueño de sí mismo. Alguien que, en resumen, logra curarse tras reflexionar sobre su propio yo y cultivarse. Porque también esta obra es una narración sobre cómo se puede encontrar la libertad a través de la alfabetización y el conocimiento.
Tanto por todo lo que tiene de radiografía social sobre el racismo y el ser humano, como por sus enseñanzas inspiradoras, Yo sé por qué canta el pájaro enjaulado (cuyo título, por cierto, viene de una poesía del afroamericano Paul Laurence Dunbar), logró convertirse en una de las autobiografías más importantes de la historia de los Estados Unidos. Y Maya en una de las figuras más representativas de su tiempo, como demostró en sus siguientes y llamativos proyectos. Así, trabajó como actriz –actuó en, por ejemplo, la famosa serie Raíces-, fue guionista cinematográfica (Georgia, Georgia de 1972) e incluso dirigió una película, Down in the Delta (1998) (en ambos casos se convirtió en la primera mujer afroamericana en hacerlo). Aunque su gran oficio siguió siendo el de la literatura y la poesía, en donde demostró su personalidad con textos como “Y a pesar de todo, me levanto”, “Pájaro enjaulado” o “Mujer fenomenal”. Por ello en 1993 el mismo presidente Clinton le pidió que participara durante su ceremonia de investidura, cosa que ella hizo leyendo su texto “En el curso de la mañana”.
Portada de la primera edición de Yo sé por qué canta el pájaro enjaulado (1969)
Maya Angelou estuvo activa hasta, prácticamente, sus últimos momentos, luchando por hacer oír a las mujeres, a los afroamericanos y a todo aquel que no se sintiera parte de este mundo, porque, en realidad, su lucha fue en pro de la identidad humana. Por eso siempre defendió que resistiéramos y siguiéramos adelante, pese a las muchas dificultades que pudieran sobrevenir. Como ella misma dijo en uno de sus más famosos y representativos poemas: “Puedes escribirme en la historia/con tus amargas, torcidas mentiras,/puedes arrojarme al fango/y aún así, como el polvo, yo me levanto”. Sin duda, uno de los más inspiradores mensajes que nos podía transmitir.