‘Johnny tomó su fusil’. Auge, caída y recuperación de Dalton Trumbo
De ser uno de los más importantes y mejor pagados escritores de Hollywood a caer en desgracia por la llamada “Caza de Brujas”. Dalton Trumbo (1905-1976) firmó los guiones de títulos imprescindibles como Vacaciones en Roma, Espartaco o Papillon, pero también escribió la novela Johnny tomó su fusil, una de las obras antibélicas más importantes del siglo XX. Por sus ideas sufrió cárcel y fue apartado de Hollywood, aunque igual halló el modo de seguir trabajando para la más importante industria del cine.
Antes de convertirse en un autor famoso Dalton Trumbo había trabajado como panadero, crítico de cine, escritor e incluso había completado una biografía como “ghost writer” que luego un tal Friedrich Von Reichenberg había hecho pasar como propia. Nada, pues, que le permitiera vaticinar grandes expectativas como autor. Solo su entrada en 1936 en el mundo de Hollywood tras escribir los guiones de Road Gang y Love Begins at 20, le permitió cambiar esas circunstancias. Al poco, se convirtió en un autor a quien buscaban las compañías y directores con cada vez mayor interés. Y pudo comprarse una mansión, rodeándose así de una serie de lujos con los que antes solo había soñado.
Sin embargo, Trumbo tenía un anhelo: demostrar que también tenía valía como novelista. Fue entonces cuando escribió su obra más famosa, Johnny Got His Gun, la angustiosa historia de un soldado que iba a combatir por su país en la Primera Guerra Mundial y regresaba ciego, sordo y mudo, con las piernas y brazos cercenados por los combates. Una novela valiente en sus planteamientos, terriblemente cruda y ruidosamente antibélica. Era, además, 1939 y apenas faltaban unos meses para que Hitler invadiera Polonia y los horrores narrados allí se hicieran más palpables que nunca.
Portada de Johnny cogió su fusil
DALTON TRUMBO VS. MCCARTHY
Johnny Got His Gun obtuvo un cierto éxito, pero no tanto como los obtenidos por Trumbo como guionista. De este modo, siguió trabajando, hasta que aparecieron en su vida el senador McCarthy y la cruzada del gobierno para limpiar de agentes soviéticos o simpatizantes del comunismo el mundo de Hollywood. Y es que Trumbo nunca había disimulado sus simpatías izquierdistas. Por eso fue él uno de los diecinueve cineastas que en 1947 ser vieron obligados a declarar ante el Comité de Actividades Antiamericanas del Congreso. Lo hizo, ahora bien, tranquilo, acogiéndose a la Primera Enmienda para así no declarar nada contra nadie. Creía que cada persona tenía derecho a vivir íntimamente sus opciones políticas y no quería denunciar a sus propios compañeros. Algo que, sin embargo, podía implicar su suicidio como autor. Por eso hubo otros inculpados que, para salvaguardar sus carreras, prefirieron denunciar a sus amigos y conocidos. A ellos se refirió Orson Welles cuando dijo eso de que algunos cineastas habían traicionado sus ideales para “salvar sus piscinas”.
El senador McCarthy ríe mientras muestra un periódico en donde se lee "El macartismo es traición a América"
Trumbo estaba entonces, según expresó años después su hijo, más alejado del comunismo que de su país, pero igualmente ingresó en prisión. Cuando, finalmente, salió de allí, once meses después, lo hizo con la prohibición de no volver a trabajar para Hollywood.
GUIONISTA CLANDESTINO Y RECUPERACIÓN
Por eso Dalton marchó a México, pensando que en su mercado cinematográfico podría encontrar una salida a la situación. Sin embargo al final la solución fue volver a su anterior trabajo por medio del siguiente ardid: enviando guiones a las productoras cinematográficas sin dar nunca su verdadero nombre. ¿El resultado? Se llevó dos premios Oscar, por El Bravo (1956) y el clásico Vacaciones en Roma (1953), sin que nadie supiera quién era el verdadero autor. Solo el paso del tiempo y el desprestigio del macartismo, así como de las políticas más conservadoras, le permitieron volver a su país y recuperar todo lo perdido. A partir, sobre todo, de dos obras que conectaron extraordinariamente con el público, Espartaco de Stanley Kubrick y Éxodo de Otto Preminger.
Fotograma de Espartaco (1960)
Sin embargo, pese a los éxitos, Trumbo siguió con la espina clavada de no haber obtenido reconocimiento como novelista. Quizá por eso en 1971, después de intentar que Luis Buñuel se encargara del proyecto, dirigió él mismo una adaptación al cine de Johnny Got His Gun. Algo, desde luego, arriesgado. No tenía experiencia –lo demostró en la cinta- y era un título muy difícil de llevar a la pantalla, pero, pese a las carencias, consiguió firmar una de las obras más angustiosas y duras de la historia. De hecho, en aquel contexto, el de la guerra del Vietnam, se convirtió en una película de referencia para quienes se habían posicionado en contra de la intervención estadounidense.
Dalton Trumbo
Desafortunadamente, no tuvo mucho tiempo para disfrutar de los elogios (ni tampoco de la fama inesperada que logró en una nueva generación de jóvenes cuando en 1987 la banda Metallica utilizó algunos clips de su película para ilustrar el vídeo musical de su canción “One”). Falleció inesperadamente en 1976, cuanto tenía 70 años, después de haberse estrenado otra gran película basada en un guion suyo, Papillon.
El paso del tiempo ha hecho de Johnny Got His Gun una de las novelas antibélicas más importantes del siglo XX, al punto de poderse equiparar socialmente con las realizadas por autores como Remarque o Hemingway. Su mensaje sigue sobrecogiendo, así como sus ideas en torno a los intereses económicos de las guerras y el triste uso de los jóvenes como carne de cañón. Tal y como él mismo expresa en el emotivo final del libro:
“Si vosotros queréis hacer una guerra, si hay armas con qué apuntar, si hay balas con qué disparar, si hay hombres que deben morir no seremos nosotros. (…) Seréis vosotros. Vosotros que nos empujáis a combatir que nos incitáis unos contra otros vosotros que pretendéis que un zapatero mate a otro zapatero que un hombre que trabaja mate a otro hombre que trabaja que un ser humano que sólo quiere vivir mate a otro ser humano que sólo quiere vivir. Recordadlo. Recordadlo vosotros que planeáis la guerra”.