jueves, 21 de noviembre de 2024 00:00h.

John Gotti, ¿el último gran capo de la Mafia?

John Gotti (1940-2002) fue el último gran capo de la mafia que alcanzó repercusión mediática. Tras una vida de violencia y asesinatos, “Don apuesto”, como se le llamaba habitualmente, logró ser una de las figuras más populares y carismáticas del Nueva York de fin de siglo. Hasta que una investigación y la traición de uno de los suyos le arrebataron todo.

Cuando Gotti nació, en la Nueva York de 1940, Al Capone empezaba a ser solo un recuerdo para el país. Tras cumplir su pena en la cárcel por evasión de impuestos el hombre que había sido el líder mafioso más importante de la historia se había recluido en una modesta propiedad de Palm Beach, en Florida, y allí pasaba, cada vez más enfermo, sus días. Sin embargo, para jóvenes ambiciosos, pendencieros y ávidos de poder como John Gotti, seguía muy presente porque él era la figura en quien querían convertirse algún día. Por eso en la adolescencia, contraviniendo los deseos de sus padres, que deseaban verle algún día convertido en un hombre de negocios, se sumó a una banda callejera de Brooklyn y realizó sus primeros hurtos; pasando posteriormente a formar parte de los llamados Fulton-Rockaway Boys, con quienes se especializó en el robo de automóviles. Hasta que en 1963 la policía le encerró por esas actividades veinte días en la cárcel. Fue su primera vez. Y, por supuesto, no la última.  

La experiencia, lejos de escarmentarle, le animó a buscar el apoyo de un grupo más poderoso. De este modo, empezó a rondar las familias mafiosas de Nueva York y en 1966, gracias a algunos trabajos, entró al servicio de los Gambino, el grupo más importante de cuantos había en la ciudad. Primero, como matón, después como hombre de confianza en distintos robos, hasta conseguir una influencia y un poder que le acercaron al líder, Carlo Gambino. Con el tiempo esta proximidad le permitió convertirse en capo de los Bergin y  realizar actividades delictivas de cada vez mayor envergadura.  

John Gotti camino de comisaría el 4 de junio de 1974, acusado del asesinato de James McBratney. Le escolta el detective Raymond Taylor

Sin embargo, una vez más, la policía le descubrió y acabó en la cárcel. Estuvo allí cuatro años, en los cuales todo pareció cambiar para el mundo mafioso de Nueva York. Sobre todo tras la muerte de Carlo, su protector, pues quien le sucedió fue Paul Castellano, mucho menos permisivo con algunos de los negocios de Gotti, especialmente, los vinculados con el tráfico de drogas. Por eso cuando salió este de prisión se encontró en una posición de desventaja y lejanía respecto a las cúpulas de poder que trató de resolver desde la vía más rápida y radical posible: asesinando al mismo Castellano para ocupar su lugar.

El 16 de diciembre de 1985 los hombres de Gotti acudieron a al restaurante donde comía el líder mafioso y, en cuanto abandonó el lugar, descargaron sus armas contra él. A continuación, Gotti, que lo había visto todo a dos cuadras de distancia, pasó en un vehículo para asegurarse de que Castellano ya no respiraba. Le acompañaba, como siempre, su lugarteniente, Salvatore Gravano, conocido como “Sammy Bull”.

John Gotti, a la derecha, y su hombre de confianza, “Sammy Bull”, que acabó testimoniando ante el FBI

El plan le funcionó. Inmediatamente se puso al frente de los Gambino y pasó a ser el líder de la principal facción de las Cinco Familias de Nueva York. Con ello, alcanzó su sueño y disfrutó desde entonces del poder y la popularidad. Se le empezó a conocer como Don Apuesto, por su físico y su cuidado en el vestir (solía llevar trajes de dos mil dólares o más), y se convirtió en una celebridad a quien perseguían los miembros de la prensa y la televisión cada vez que hacía una aparición pública. Consciente de la importancia de la imagen y el poder de los medios durante la década de 1980, Gotti se preocupó de todos estos aspectos, más aún, porque creía que la popularidad le protegería de los miembros de La Comisión, el órgano rector de la mafia en los Estados Unidos, que nunca llegó a autorizar el asesinato de Castellano.

John Gotti en una foto policial de los ochenta

Vivió así hasta 1992, cuando todo se hundió para él. En ocasiones anteriores había sido llevado a los tribunales por sus actividades ilícitas, pero el 2 de abril de ese año un tribunal de Nueva York le condenó a cadena perpetua tras ser acusado de catorce delitos de asesinato, evasión de impuestos y extorsión. No hubo forma de escapar: el FBI le había estado investigando y grabado muchas de sus conversaciones. Además, el gobierno había logrado el apoyo de algunos de sus empleados, sobre todo, del mencionado “Sammy Bull”, quien dio datos fundamentales para la condena de su jefe.

John Travolta en la película biográfica Gotti, de 2018. 

Gotti, así, acabó en prisión. Pero no terminó de operar por ello como jefe. Según su propio hijo, John Gotti Jr., siguió en los años siguientes dirigiendo la mafia desde la cárcel. Con su muerte, en 2002, desapareció el que hasta ahora ha sido el último “gran capo” mafioso famoso que en los últimos años han dado los Estados Unidos. Alguien que todavía hoy sigue teniendo una influencia popular, con la aparición de distintos libros y documentales dedicados a su figura, así como una película en donde John Travolta le dio rostro.