“Tú amas a Iris, pero ella no te quiere”: los sorprendentes grafitis de Pompeya
Sin duda, hoy día resulta molestoso encontrar grafitis cerca de nuestras casas. Suelen ser inoportunos, suponen gastos y, además, muchos de ellos no son artísticos. Sin embargo, los hallados en la ciudad de Pompeya ofrecen una de las fuentes más ricas de información de la antigüedad, no solo por ofrecernos datos directos, también porque reflejan aspectos sobre la mentalidad de sus habitantes. Así, encontramos datos sobre las autoridades pompeyanas, nombres de los individuos de a pie, rimas –muchas de ellas de mal gusto-, mensajes para amantes o dibujos divertidos. Es más, muchos, pese a sus más de 2000 años de antigüedad, revelan pasiones no muy distintas de las actuales. De hecho, este es uno de los motivos por los que resultan tan fascinantes.
GRAFITIS DE TIPO POLÍTICO O GUBERNAMENTALES
Conforman uno de los grupos más numerosos. En parte, por las elecciones a magistrados de la ciudad, que se celebraban cada año, pues aunque las paredes se blanqueaban tras un tiempo, la erupción del Vesubio fijó los mensajes inmediatamente anteriores a la destrucción. Así, los investigadores han contabilizado más de 2800 inscripciones de este tipo, entre ellas la siguiente: “Le pido que elija a Claudio Versus duumvir con poder judicial, un joven honesto”. Y también esta donde se busca denigrar a uno de los candidatos: “Los pequeños ladrones piden a Vatia como edil".
Grafiti de propaganda electoral en el thermopolium de Asellina
Igualmente encontramos avisos públicos. Por ejemplo, los mensajes ubicados en puntos estratégicos de la ciudad realizados durante el siglo I a. de C., cuando Pompeya estaba en guerra con Roma. Es el caso de este, que detalla el lugar de reunión de los ciudadanos en caso de ataque: “Ve por este camino entre la duodécima torre y la puerta de la sal, donde Marco Atrio, hijo de Vibio, da instrucciones”.
LOS GRAFITI DEDICADOS A LOS ESPECTÁCULOS Y A ALIMENTACIÓN
Grafiti en donde aparecen representados gladiadores
También es habitual encontrar grafitis dedicados a los espectáculos, sobre todo, de gladiadores, en donde se da cuenta de los éxitos, fracasos y futuras peleas de los luchadores. De hecho, estos suelen ofrecer una factura profesional, pues están escritos por rotulistas especializados. Así sucede con el que encontramos en un muro del edificio Eumachia: “La tropa de gladiadores de Aulus Suettius Certus, edil, luchará en Pompeya el 31 de mayo. Habrá cacería y toldos”.
Dentro de este grupo estarían también los dedicados al ámbito teatral, en donde leemos nombres de actores que entonces debieron gozar de gran popularidad, como un tal Actius Anicetus o aquel a quien presentan como “París, la perla del escenario”,
Además, hay textos vinculados con la alimentación, como el aparecido en una tienda en la Región III explicando las fechas de mercado de los sábados; o algunos en donde se da a conocer el coste de la comida y bebida en las tabernas o casas.
Una de las más antiguas caricaturas de la historia humana. Allí se lee “Rufus est” (“Este es Rufus”)
UN CASO ESPECIAL: LOS MENSAJES HUMORÍSTICOS Y/O DE CONTENIDO SEXUAL
Este tipo de mensajes ocupan un lugar especial, y así son muy comunes los grafitis con burlas o chistes (algunos, de indudable mal gusto). Por ejemplo, el “Epaphra, estás calva”, que alguien escribió en la basílica; o el “Teophilus, no hagas sexo oral con chicas en los muros de la ciudad, como los perros”, conservado en un muro. A veces, también, aparecen junto a dibujos. Es el caso de uno que hay bajo el relieve de un falo en donde se lee: “cuando me da la gana, me siento en él”. U otro, muy similar, ubicado en la casa de Citharis, en el cual, al lado de un dibujo de un hombre con nariz grande, alguien escribió: “Llorad, chicas. Mi pene ha renunciado a vosotras. Ahora perfora el trasero de los hombres. Adiós, maravillosa feminidad”.
El lupanar de Pompeya. Aquí se encontraron 134 grafitis que, junto a las pinturas conservadas, permitieron identificarlo como un burdel
Asimismo, encontramos frases en prostíbulos en donde se incluyen los precios de los servicios sexuales, e igual, recomendaciones para determinadas prostitutas: “Esperanza, de complacientes maneras, nueve ases”; o “Cuando vayas a Nuceria, busca a Novelia Primigenia, en la puerta de Roma, en el distrito de las prostitutas”. Sin olvidar muchas frases, más procaces, ubicadas en los lupanares, como esta: “El 15 de junio, Hermeros folló con Filetero y Caphisus”.
Inscripción en donde se ofrece a una esclava griega llamada Eutiche como prostituta
LOS GRAFITI DE TIPO AMOROSO
Nos quedamos, sin embargo, con los grafitis dedicados a uno de los sentimientos esenciales del ser humano: el amor. Como este, ubicado en el pasillo de teatro: “Methe, la esclava de Cominia, de Atella, ama a Chrestus. Que la Venus de Pompeya les sea propicia y puedan vivir siempre en armonía”. O este, corto, de desamor, del poblado de Scienziati: “Cruel Lalagus, ¿por qué no me amas?”.
Aquí hay algunos especialmente llamativos, como aquel en donde se refleja una discusión entre un tal Severus y su rival Successus por una camarera llamada Iris. Así, el primer mensaje dice: “Successus, un tejedor, ama a Iris, la esclava del posadero, pero ella no le ama, sin embargo, él le pide que le quiera por compasión. Su rival ha escrito esto. Adiós”. A lo que contesta el propio Successus: “Envidioso, ¿porqué te entrometes? Ríndete a un hombre más guapo y de mejores maneras y que está siendo tratado injustamente”. Hay, además, una réplica: “He hablado y escrito todo lo que hay que decir. Tú amas a Iris, pero ella no te quiere”.
La inscripción sobre el tejedor Successus.
Igual destaca este: “Con el embrujo de tus ojos me has hecho arder de pasión, y ahora das rienda suelta a las lágrimas por tus mejillas, pero las lágrimas no pueden apagar mis llamas”. Aunque luego alguien escriba, con sorna: “Los vecinos se ven obligados a intervenir en el incendio porque las llamas podrían propagarse rápidamente”.
A estos sumamos otro, ubicado en una de las casas más importantes de la ciudad, la de Lucius Caecilius Iucundus: “Quienes aman, que florezcan. Que perezcan quienes no aman. Que mueran dos veces aquellos que prohíben el amor”; el cual resulta muy similar el siguiente, ubicado en una columna: “Que intente encadenar a los vientos e impida brotar a los manantiales el que pretenda separar a los enamorados”.
Estos, sin duda, están entre los más románticos y logran que nos hagamos preguntas en torno a estas personas que, como nosotros, se enamoraron, se decepcionaron, se sintieron apartados y sufrieron. Leerlos ofrece una oportunidad para contemplar, con varios siglos de distancia, nuestro propio yo.