jueves, 21 de noviembre de 2024 00:00h.

El “Six Triple Eight”. El batallón formado por mujeres de raza negra que sirvió en la Segunda Guerra Mundial

El documental “The Six Triple Eight” recoge la historia del Batallón 6888º, formado exclusivamente por mujeres afroamericanas que viajaron a Europa durante la Segunda Guerra Mundial con el objetivo de liberar las tareas del servicio postal. Una tarea, en principio, menor, pero fundamental para mantener la moral de los soldados. Entretanto, vieron de cerca los horrores de la guerra y sufrieron constantes rechazos por su raza y sexo.

Miembros del Batallón 6888 desfilando en Rouen (1945)
Miembros del Batallón 6888 desfilando en Rouen (1945)

En la excelente película de Sam Mendes, 1917, dos soldados aliados deben atravesar el territorio enemigo durante la Gran Guerra con la misión de trasladar un mensaje a los suyos y evitar una derrota desastrosa ante los alemanes. Un objetivo hoy sencillo que entonces podía convertirse –como así sucede en el film-, en un viaje por el horror. El paso del tiempo y los avances tecnológicos hicieron que tales tareas se desempeñaran con mayor facilidad durante la Segunda Guerra Mundial, si bien, no por eso dejó de ser compleja –y más para los soldados estadounidenses-, la comunicación postal con los familiares.

Esto se consideró un punto a resolver, pues los altos mandos sabían la importancia de que esas cartas alcanzaran su destino, ya que no solo evitarían la incertidumbre de quienes esperaban a los soldados, también su respuesta podía animar a los combatientes. De otro modo, podrían derrumbarse.

CHARITY ADAMS Y EL WAC   

A principios de 1945 cartas y paquetes se acumulaban en los almacenes y hangares de Inglaterra por la falta de personal. Fue entonces cuando en los Estados Unidos pensaron en las mujeres del ejército para realizar tal tarea, concretamente, en el Women’s Army Corps (WAC), creado para solventar la falta de soldados en 1942 pese a las reticencias de algunos sectores que consideraban que una mujer solo debía servir en una guerra como enfermera. Es más, las integrantes del WAC sufrieron el rechazo de algunos de sus compatriotas, quienes llegaron a decir que ese grupo estaba formado por mujeres “sexualmente inmorales, prostitutas y lesbianas”.

Una de las integrantes del WAC fue Charity Adams, la primera mujer afroamericana en ser oficial de este grupo. Así que al rechazo por ser mujer, se unió el de su raza, pues entonces estaban aún lejos los avances democráticos que se lograrían en los sesenta. De hecho, las afroamericanas del WAC (un 5,1 por 100 de su integrantes) no estaban satisfechas, pues se sentían apartadas por sus integrantes blancas. Fue entonces cuando, gracias a algunos movimientos políticos, se decidió enviar a Europa un grupo compuesto por 855 mujeres negras, el 6888º Batallón del Directorio Postal Central, el “Six Triple Eight”, para que se encargaran del servicio de correo en Inglaterra (su lema fue: “Sin correo, moral baja”). Charity, al frente de ese grupo, vio allí gran oportunidad de demostrar cómo se habían equivocado con las mujeres y, también, con su raza. De allí que, según propia confesión, se prometiera poner un especial empeño en su tarea para “callar bocas”.   

La teniente segunda Freda Le Beau (derecha) sirve un refresco a la mayor Charity Adams en Rouen

LLEGADA A EUROPA.

El viaje del 6888º no fue fácil, pues se encontraron en su camino con varios submarinos alemanes, y cuando llegaron a Glasgow, una bomba explotó cerca del muelle. Luego se trasladaron a Birmingham en tren, en donde les aguardaban pilas y pilas de correo. Cuando las vieron, comprobaron que llegaban “hasta el techo de la oficina”. Unos diecisiete millones de mensajes, según calcularon.

Además al principio tuvieron algunos problemas, pues un general blanco, al ver cómo trabajaban, intentó enviarles a un oficial para que “les dijera como hacerlo bien”, cosa que llevó a Adams a decirle: “¡Señor, sobre mi cadáver, señor!”. Aquello estuvo a punto de valerle un consejo de guerra, pero no se llegó a más y su grupo empezó a realizar su labor con una actitud sobresaliente: durante semanas, de día y noche, sin calefacción, entre ratas y sin apenas descansos. No era fácil tampoco porque las tropas estaban en constante movimiento y muchas veces era difícil saber a quién iban dirigidas las cartas, pues había soldados con el mismo nombre (a veces, incluso, solo había apodos); y esto sin olvidar el ambiente bélico en las cercanías. De hecho, para evitar distracciones, las mujeres taparon las ventanas para no ver las luces de los ataques aéreos. Al final, lograron despachar una tarea proyectada para seis meses en tan solo tres. Un éxito absoluto.


Una integrante del WAC con soldados de raza negra

PREJUICIOS EN EL EJÉRCITO… Y EL OLVIDO

A las mujeres les llamó la atencion el trato de los europeos, pues, por lo general, era respetuoso e igualitario. Esto contrastaba con lo vivido en sus países, incluso, en el seno de su propio ejército, pues allí tenían que enfrentarse constantemente a los prejuicios de los hombres y mujeres blancas.

De hecho, se sorprendieron cuando, al participar en el desfile de la victoria de mayo de 1945 en Rouen –adonde se habían dirigido ese mes para continuar con su tarea-  fueron vitoreadas por el público. Asimismo, recibieron un gran trato en París, su siguiente destino, pero al regresar en 1946 a los Estados Unidos se encontraron con el silencio. Es más, algunas de ellas habían fallecido por distintos accidentes, pero como el Departamento de Guerra no pagó sus funerales, debieron encargarse de ello sus mismas compañeras.

Su contribución a la guerra pasó, pues, desapercibida, a excepción del ascenso que logró Charity Adams, quien pronto abandonaría el ejército para estudiar en la Universidad. Solo el paso del tiempo permitiría sacar a la luz algunas de sus circunstancias, logrando al fin cierta fama tras la aparición en 2019 del documental The Six Triple Eight, que ha permitido conocer mucho mejor la que es sin duda una de las historias más desconocidas de la Segunda Guerra Mundial.